Antecedentes
Dentro del tema de la comunicación humana, dos grandes áreas son vitales para su desarrollo
la auditiva y el lenguaje oral. La capacidad auditiva íntegra en una persona comienza a
dar sus frutos a partir de los seis meses de edad, en que el cerebro humano empieza a desarrollar la corteza auditiva en el lóbulo temporal y poco a poco, al oír y repetir dichos sonidos, va
identificando el significado de estos y comienza a formar su lenguaje oral, mismo que le permitirá comunicarse.
Desafortunadamente no todos los recién nacidos tienen esta capacidad auditiva íntegra al momento de nacer, sobre todo cuando existen problemas congénitos o la van perdiendo a medida que se van
desarrollando cuando hay patología de sordera de tipo hereditario, amén de un sinnúmero de situaciones infecciosas (Meningitis), traumáticas, obstétricas, tumorales, post-quirúrgicas,
postmedicamentosas, post-ictericia o en los primeros meses de nacido un niño que pasa algún tiempo en salas de terapia intensiva por diversas patologías, que finalmente pueden afectar la audición.
Precisamente en esos casos de enfermedades o situaciones que pueden afectar la capacidad auditiva del individuo en los primeros meses de vida, es donde están indicados los estudios auditivos tipo
"rastreo", donde a través de exámenes no invasivos (Emisiones Otoacústicas) puede el médico identificar en pacientes de riesgo, alguna alteración en la audición que requiera de estudios más
específicos para confirmar un daño auditivo.
¿Qué es el implante coclear?
El mejor momento para operar a un paciente pediátrico de
implante coclear es entre los 2 y 4 años de edad, para asegurar que con la terapia auditivoverbal proporcionada en los
siguientes 2 años, desarrolle el lenguaje oral que le permitirá hablar e incorporarse a la sociedad.
El
implante coclear es el llamado «oído biónico» y consiste en colocar mediante una cirugía, 24 electrodos en el oído interno del paciente (componente interno), cuyo receptor
estimulador, hará contacto mediante una antena (componente externo) a una computadora que decodifica el sonido y lo manda por ondas de FM a los electrodos y estos al nervio coclear que estimula la
corteza auditiva del cerebro.
Detección de sordera y tratamiento
Para lograr el éxito en esta operación se requiere un diagnóstico precoz mediante estudios auditivos especializados, durante los primeros seis meses de vida; si al repetir los estudios la sordera
persiste y no hay avance en el desarrollo del lenguaje oral a pesar del uso de auxiliares auditivos eléctricos y terapia de lenguaje, es necesario indicar el implante coclear. Cuando se ha
identificado a un paciente con sordera, niño o adulto, la primera sugerencia es dotarlo de un aparato auditivo que le permita amplificar el sonido y entonces oír. Esto que suena muy lógico no lo
es tanto, ya que en las sorderas que afectan al nervio auditivo (sorderas neurosensoriales) el hecho de amplificar el sonido provoca que el paciente escuche menos, que no entienda las palabras y
que termine por no utilizar su auxiliar auditivo eléctrico.
Por eso es muy importante identificar con estudios especializados tanto audiológicos como de imagen, a los pacientes que presentan sorderas de tipo neurosensorial, profundas y bilaterales, que
requieren de otra opción para poder oír y desarrollar el lenguaje oral.
Existen estudios bien definidos y sustentados clínicamente para estudiar a los pacientes con sordera desde su nacimiento, no sólo a los que pudieran tener algún riesgo de padecer de sordera, sino
a todo recién nacido, realizando entonces un estudio de tipo rastreo, o sea, aplicado a todos los recién nacidos buscando alguna alteración en la audición; este estudio es el llamado
TAMIZ AUDITIVO, mediante el cual se estudian las
EMISIONES OTOACÚSTICAS, que pueden detectarse desde él, analizando cada oído por separado, obteniendo un
resultado de
PASA- REFERIR, esto quiere decir, si el resultado de la prueba fue normal se reporta
PASA; si, por el contrario, el paciente debe ser canalizado a un
especialista para seguir analizando la audición se reporta como
REFERIR.
El médico especialista a quien debe ser referido este paciente es el
OTORRINOLARINGÓLOGO, quien tiene una preparación médica y quirúrgica en el área de la audición y quien
efectuará primero el interrogatorio y detección de problemas que pudieran poner en riesgo la audición del paciente; enseguida realizará la exploración de oídos, nariz y garganta buscando alguna
alteración anatómica que pudiera estar trastornando la audición y finalmente indicará los estudios necesarios para continuar investigando alguna alteración en la audición desde la parte más lejana
de la audición que es el caracol (cóclea del oído interno), recorriendo el nervio auditivo hasta el cerebro en el área auditiva mediante estudios llamados potenciales auditivos de estado estable,
potenciales auditivos de tallo cerebral y dependiendo de la edad del paciente, una audiometría completa con valoración de lenguaje adquirido para la edad del paciente, así como un estudio de
imagen del oído mediante una tomografía computada de oídos o en caso necesario una resonancia magnética de oídos.
Todos estos estudios le permitirán al Otorrinolaringólogo definir si el paciente es candidato al uso de auxiliares auditivos externos (audífonos) y terapia de lenguaje, ya sea en forma temporal o
en forma definitiva; o a considerar al paciente como
CANDIDATO A IMPLANTE COCLEAR, dada la magnitud de la sordera, que en este caso será profunda y sin posibilidad de
rehabilitación únicamente con auxiliares auditivos externos.
La sordera es una discapacidad que afecta al 16% de la población general de la República Mexicana.
Al inicio de la década de 1980, se empezaron a desarrollar tecnologías muy sofisticadas, revolucionarias y poco aceptadas en el mundo para recuperar la audición en este tipo de pacientes; de
hecho, los resultados realmente fueron pobres durante los primeros 15 años, pero el avance tecnológico puesto al servicio de la medicina logró en los últimos 10 años, el estándar de oro en cuanto
al material, forma y técnica de aplicación de estos implantes, quedando ahora sólo el avance tecnológico en el área de la computación para lograr cada vez mejores "softwares" (procesador del
lenguaje) que permitan que el implante colocado a través de una cirugía en la cóclea (oído interno) de un paciente y que consta de 24 electrodos (implante coclear multicanal), pueda estimular a
muchas células del nervio auditivo (ganglio espiral) y así enviar esta información directamente del nervio a la corteza auditiva.
Esquemáticamente esto se logra a través de dos elementos, uno externo y otro interno:
1) El externo es un microprocesador tipo curveta colocado por detrás del pabellón auricular del paciente el cual capta los sonidos a través de un micrófono y los envía ya codificados a través de
una "antena".
2) Elemento interno colocado quirúrgicamente que es el implante coclear. La señal pasa a través de un campo magnético formado por un imán interno y un imán externo a través de la "antena" y
permiten que la señal llegue a los electrodos colocados dentro de la cóclea.