Dr. PASCUAL EDGARDO ESTRADA ESTRADA
Otorrinolaringólogo y Cirujano de Cuello
Estructuras del oído
El oído humano está dividido en 3 partes:
a) El Oído Externo
b) El Oído Medio
c) El Oído Interno
El Oído Externo, que es la parte más visible, está formado por el pabellón auricular u oreja que continúa con el conducto auditivo externo para finalmente terminar en la
membrana del tímpano.
El oído medio e interno
Detrás del tímpano se encuentra una cavidad llamada Oído Medio en la cual se localiza la cadena de huesecillo (cadena osicular), formada por el martillo, yunque y estribo. Ésta
se encarga de trasmitir el sonido hacia el Oído Interno.
El
Oído Interno está formado por dos partes: La parte anterior llamada coclea o caracol para la audición y la parte posterior, los conductos semicirculares del
equilibrio.
Dentro de la coclea tenemos unas pequeñas células que poseen unas diminutas vellosidades, llamadas células ciliadas, las cuales se encargan de transformar el estímulo mecánico
del sonido en un estímulo neuroeléctrico para de esta manera viajar por el nervio auditivo hacia la corteza cerebral en donde interpretamos el sonido.
¿Cómo detectar la sordera?
Si se trata de un niño que nació con sordera, el caso es francamente dramático pues, en primer lugar, hoy en día, se siguen detectando estos problemas de sordera tardíamente,
entre el año y medio y los dos años de edad, cuando los padres, sobre todo si se trata de su primer hijo, ignoran el desarrollo normal de la audición en un infante, además de
experimentar una falta de atención del personal de salud con el que van interactuando en estos dos primeros años de vida. También pasa con la familia más próxima, que, sin gran
cultura médica, ni siquiera investiga este aspecto, ya que siempre le “adivinan” al niño lo que quiere, comunicándose con el menor a través de señas hasta que “le atinan” a lo
que desea.
Si acaso surge la pregunta: ¿Será que no escucha mi hijo? por parte de los padres, rápidamente contestan que no, argumentando una serie de respuestas como: “es que no tiene con
quien platicar”, “es hijo único”, “va a ser flojo para hablar”, “está muy consentido”, “así fuiste tú de lento o así fue tu tío y míralo ahora, no para de hablar”, etc., etc.,
etc. De esta manera, el pequeño sigue creciendo, sin hablar, emitiendo solo sonidos, ninguna palabra formalmente bien definida, inteligible y solamente los padres le entienden,
nadie más y ahora sí, al compararlo con otros niños de su edad, o incluso con sus hermanos, es cuando los padres empiezan a pensar si su hijo pudiera tener algún problema de
audición y es entonces cuando comienzan a buscar ayuda “profesional”, en donde en términos generales van a “perder” seis meses más, hasta tener la certeza de que su hijo no
oye.
¿Por qué tanto tiempo? Porque incluso en el ámbito médico, el médico general o el pediatra, no están muy familiarizados con el tema de la sordera, si tomamos en cuenta que solo
tres de cada 1,000 nacidos vivos, tiene este problema; además no saben cómo explorar la audición de un niño en el consultorio: ¿aplaudiendo fuerte? ¿Gritando? ¿Tronando los
dedos? ¿Golpeando sobre el escritorio? Y ¿qué respuesta esperan del niño? ¿Que siga el movimiento de sus manos? ¿Que mueva su cabeza hacia el sitio donde se generó el sonido?
¿Que tenga un sobresalto al escuchar el ruido si es que estaba dormido? Y ¿qué interpretación le dan al resultado? ¿Saben si el niño no escucha por un oído o por los dos?
¿Saben el porcentaje de pérdida auditiva del paciente? ¿Saben qué hacer? La respuesta es NO.
No saben cómo debe ser estudiado un paciente con sospecha de sordera. Hoy en día en nuestro país, existen lineamientos bien definidos para el estudio de un paciente con
sospecha diagnóstica de sordera, médicamente llamada hipoacusia.
En primer lugar, debemos considerar que existen casos de pacientes con sorderas de tipo HEREDITARIO, sobre todo si este dato es ya conocido por los padres, pues deberían pensar
que el hijo que están esperando puede tener sordera al nacimiento; o si la madre durante su gestación tuvo problemas de infecciones, amenaza de aborto, administración de
antibióticos que pudieran dañar la audición (ototóxicos), prematurez, cesárea por sufrimiento fetal o ruptura prematura de membranas, recién nacido que tuvo que ser colocado en
incubadora con oxígeno, con infección y administración de medicamentos ototóxicos, recién nacido con ictericia (bilirrubinas elevadas) o que necesitó recambio de sangre
(exanguineo transfusión), todos estos acontecimientos se conjugan en el diagnóstico de SORDERA CONGÉNITA.
Auxiliares Auditivos
Dr. PASCUAL EDGARDO ESTRADA ESTRADA
Otorrinolaringólogo y Cirujano de Cuello
Los audífonos son dispositivos electrónicos que amplifican y modifican el sonido para permitir una mejor percepción auditiva. Los audífonos reciben el sonido por medio de un
micrófono que luego convierte las ondas sonoras en señales eléctricas. El amplificador aumenta el volumen de las señales y luego envía el sonido a través de un altavoz.
Indicaciones
El oído tiene como una de sus funciones la percepción auditiva. Los auxiliares auditivos están indicados en niños y adultos que presentan una disminución de su capacidad
auditiva, se pueden considerar los siguientes factores como indicaciones y contraindicaciones para el uso de auxiliares auditivos:
- Niños desde los 2 meses de edad.
- Adultos sin restricción de edad.
- Hipoacusia sensorial leve a severa.
- Hipoacusia sensorial profunda a reserva de beneficios.
- Hipoacusia conductiva o mixta cuando no existe otro tratamiento médico o quirúrgico posible.
- Discriminación de lenguaje superior a 30% en adultos o niños postlinguales.
- Rango dinámico adecuado.
- Individuos con alto nivel de motivación.
Contraindicaciones
- Pabellón auricular con anormalidades o malformación.
- Conducto auditivo muy estrecho o agenesia de este.
- Discriminación de lenguaje inferior de 30% en adultos o niños postlinguales.
- Historia de pérdida auditiva súbita o rápidamente progresiva en los últimos 90 días.
- Vértigo activo crónico.
- Dolor o molestia de oído.
- Historia de otorrea en los últimos 90 días.